Vivir en sociedad.

Tan fácil como difícil: vivir en sociedad.

Pensé que cuando aquello pasara yo no me daría cuenta. Es una pena, soy más consciente de lo que nunca pensé. Cosas de la edad, imagino. He dejado de crear rutinas y monotonías para asentar mi vida, orientándola a mañana.

Casi sin darme cuenta van entrando y saliendo personas en mi vida. Cada día doy un paso más. La gente que se queda es la de verdad importante. Sin embargo, a todas aquellas que se han ido debo agradecérselo porque sería ridículo forzar una pérdida de tiempo, con lo caro que hoy día está. Así pues, gracias.

Existe otra gente que aunque parezca inexistente siempre aparece de forma extraordinaria, no forma parte de tu vida, pero tampoco deja de formar. Están en los momentos de ocio, de distracción, colegas, compañeros... Aquellos que consiguen alejarte de tu vida para crear una nube basada en anécdotas. No lo parece, pero son muy importantes, esenciales, me atrevería a decir.

Luego tenemos a los llamados "grupos", y no me refiero a los de facebook. Hablo de los oficiales, de las auténticas pandillas. Esas que cada uno tenemos el privilegio de elegir. Es algo realmente excepcional puesto que entra en juego un factor de reciprocidad enorme. Lo importante para con estas personas no es la acción de dar o hacer, en muchas ocasiones es el no hacer. El sentirse tranquilo en una situación de silencio sólo lo produce la confianza, y esta, no tiene precio.

Si avanzamos un poco más, podemos encontrar a gente que es solo eso, gente. Con la que no compartes nada, con la que no hay ningún tipo de afinidad, o por el contrario, por contar con caracteres, inquietudes y ambiciones similares, chocas. Esta gente debe formar parte de tu listín telefónico, nunca sabes de quien vas a necesitar, querido amigo. Son importantes, mantén la sonrisa, mañana se convertirá en suerte.

Me falta mi conjunto preferido, las personas con las que te sientes la reina del mundo. Es muy probable que formen parte de uno de esos grupos, pero no tiene porqué. Cuando éramos críos los llamábamos "mejores amigos", ahora que somos mayores, se lo seguimos llamando. Esta gente es la que te hace feliz. Es cierto, se cuentan con una mano... 

Si un día pierdes a uno de estos es que te tomaste una libertad demasiado grande considerándolo como tal. Precaución con la formación de los grupos, no es aconsejable incluir en la nobleza a un plebeyo. A mi un día me pasó. Se trata de una organización jerárquica de los sentimientos.

En la cúspide ya todos imaginais quien está. Esa persona en la que probablemente estéis pensando.

Y en cuanto a ti, querido lector, ya sólo por las molestias que acarrean las "lecturas locura", te incluyo en mi lista. A tu elección está saber cual es el lugar.